Reflexión sobre los "siete saberes necesarios para la educación del futuro"

Pablo de Maio (delegado sb 24) Lista Roja - Trabajadores Docentes de Base


El documento sobre los siete saberes necesarios para la educación del futuro realizado por Edgar Morin parte de la idea de que existen siete vacíos profundos en las materias docentes, es decir siete materias fundamentales que son ignoradas, ocultadas o desintegradas en fragmentos.
El primer vacío es el conocimiento porque siempre conlleva un riesgo de error e ilusión y es por ello que debe enseñarse a todos los alumnos y a todos los ciudadanos que existe ese riesgo. Es preciso señalar cuales son las fuentes del error y de ilusión que en realidad son fuentes psicológicas, culturales y biológicas. es decir se trata de poner en evidencia que el conocimiento no es tan acabado como suponemos y tendríamos que buscar desde las diversas fuentes de aprendizaje como ir corrigiendo los errores a fin de ir sensibilizándonos de los problemas más importantes que encontramos en nuestro actuar cotidiano.
El otro gran vacío que tenemos es el conocimiento pertinente por lo que debe estar integrado en su contexto para que el mismo sea verdaderamente pertinente. En nuestra práctica cotidiana tenemos un curriculum con diferentes asignaturas brindando a nuestros alumnos un conocimiento parcializado, separado en disciplinas. Supongamos se produce el bombardeo de Estados Unidos a Libia se comprenderá muy poco o nada si no se conoce su geografía, la historia y la cultura de cada uno de estos paises o incluso se deberá conocer el contexto mundial en el que se sitúa este conflicto. Necesitamos un conocimiento capaz de unir las partes al todo y el todo a las partes. Porque no solo las partes pueden causar pertubaciones, sino que el todo influye en las partes.
el tercer gran vacio es el significado de ser humano. La condición humana está desintegrada. Tenemos algo de sicología humana en sicología, algo de la sociedad humana en sociología y algo de biología humana en la biología, pero todos esos conocimientos se hallan dispersos. Ahora bien, enseñar la condición humana necesita movilizar, a mi parecer, todas las ciencias comprendida la cosmología, ya que al fin y al cabo nos encontramos en un pequeño planeta del universo y por eso debemos situarnos en el universo. Esto necesita la contribución de las ciencias de la tierra, no solo para situar nuestro planeta, sino también para situarnos en nuestro planeta. También necesita la movilización de las ciencias de la vida y de la evolución y, por supuesto, la movilización de la prehistoria que nos enseña cómo la humanidad ha salido de la "animalidad". Y además también requiere la contribución de las ciencias humanas porque, en el fondo, la sicología nos indica cual es nuestro destino como individuos, la sociología como seres sociales, la historia como personas con un destino integrado en la historia humana. Es decir que ser humano significa a la vez ser un individuo que forma parte de una sociedad y una especie. Ahora bien, todo esto se debe integrar y agregaría que el aporte de la literatura, la poesía y las artes es también necesario, porque la literatura describe – en particular a través de las novelas -, a los seres humanos con su individualidad, subjetividad, pasiones, amores, sus locuras y sus ambiciones. Por eso su aporte es imprescindible para que cada uno descubra su propia verdad. En cuanto a la poesía, se trata de una introducción a la calidad poética de la vida, porque la vida se constituye de la alternancia entre prosa y poesía. Prosa, ya que es algo indispensable, pero que no nos moviliza interiormente, mientras que la poesía es lo que nos exalta, es la comunión, el entusiasmo, el amor, la alegría. En pocas palabras, enseñar la calidad poética de la vida. Lo que quiero decir es que veo la necesidad de una gran convergencia de la condición humana.
el cuarto gran vacio está ligado al anterior
El cuarto gran vacío
está ligado al precedente, se trata de nuestra identidad terrenal como ciudadanos de la tierra. Esto se ha convertido efectivamente en una necesidad cada vez más presente. ¿Por qué? Porque en el fondo, los trozos de humanidad que durante milenios se hallaban dispersos comienzan a reunirse a partir de la conquista de América y a partir de lo que yo denominaría la era planetaria, es decir la interdependencia. Desafortunadamente, esta era planetaria se ha hecho de violencia, dominación, rapiña y lucro. Pero hoy, en esta etapa que hemos llamado la globalización o la mundialización se pone de manifiesto la interconexión de unos con otros, unidos en un destino común. Es decir que la humanidad comparte un destino común y se confronta a problemas vitales. El primero es obviamente la muerte termo-nuclear ya que las armas nucleares, lejos de haber desaparecido, se diseminan y continúan amenazando la humanidad. Después tenemos la muerte ecológica de la cual no se puede prever el término, pero la degradación de la biosfera es un proceso que continua siendo una amenaza latente. En fin, existen todas estas amenazas comunes. Vemos también el virus del SIDA que se disemina por todo el planeta a una velocidad vertiginosa y asimismo el problema del narcotráfico vinculado a organizaciones y a mafias multinacionales. La humanidad se enfrenta entonces a problemas de vida y muerte fundamentales y de ahí que nuestra identidad de habitantes de la tierra sea, creo yo, de una gran importancia ya que todos somos ciudadanos de la misma patria que es la tierra y poseemos la misma identidad humana, resultado de un proceso de humanización. Conocer nuestra identidad terrenal es esencial para mantener una paz durable en nuestro planeta. El quinto vacío es saber afrontar las incertidumbres.
Las ciencias nos enseñan muchas certezas, pero no nos enseñan que existen también innumerables campos de incertidumbre. Primero que todo, incertidumbre en el área del conocimiento porque las ciencias modernas del Siglo XX han enfrentado estas incertidumbres, por ejemplo la cadena atómica, la agitación termodinámica, la microfísica lo que significa que no se trata de una incertidumbre absoluta. Nos damos cuenta que en las ciencias utilizamos determinaciones para obtener certezas que nos permitan enfrentar las incertidumbres. Pero si tomamos las ciencias humanas también podemos constatar que éstas se han enfrentado a la incertidumbre. Cómo podríamos ignorar el derrumbamiento de tantas civilizaciones en la antigüedad, el Imperio Romano que parecía casi eterno, acabo por derrumbarse. Tantas predicciones sobre el futuro se han revelado erróneas. Además, cuando miramos el curso de la historia, vemos que dos imperios colosales como el Imperio Azteca y el Imperio Inca, mucho más grandes y fuertes que su conquistador español, han sido exterminados por un puñado de conquistadores armados de caballos y de fusiles. También tenemos la incertidumbre del destino de la historia con el derrumbamiento de Unión Soviética, después del imperio Austro- Húngaro y del Imperio Otomano. Hoy, nadie puede predecir el futuro del planeta. Todo lo que se puede hacer son proyecciones. Esto es cierto por la historia, pero el destino de cada uno de nosotros conlleva también un grado de incertidumbre. Es decir que no solamente la coyuntura económica y social puede provocar que una persona pierda su trabajo o que encuentre una oportunidad de realizarse en otro empleo. El hombre dirige su vida personal y afectiva, y aunque sabe que va morir, no puede predecir el momento de su muerte. Creo que el destino humano siempre ha conllevado un alto grado de incertidumbre y la correspondiente necesidad de hacer frente a esta incertidumbre. ¿Cuáles son entonces los medios para enfrentar la incertidumbre? Es necesario aprender estrategias para enfrentarla, pero no estrategias que supongan que el medio es estable sino estrategias que nos permitan ser capaces de afrontar y modificar lo inesperado a medida que encontramos nuevas informaciones. Así pues enfrentar las incertidumbres constituye un punto capital de la enseñanza.
El sexto vacío es la comprensión. Cuando deseamos la paz en la tierra, según la expresión "paz en la tierra a los hombres de buena voluntad", nos damos cuenta que, en el fondo, la buena voluntad no es suficiente mientras no tengamos la voluntad y la capacidad de comprender a nuestros semejantes. Esto no significa simplemente comprender las culturas extranjeras, sus ritos de cortesía, sus ritos religiosos, que a veces nos parecen sorprendentes, extraños e incomprensibles. Dicho de otra manera, es necesario enseñar a establecer un diálogo entre las culturas, pero la realidad demuestra que en nuestra civilización existe una ausencia de comprensión a nivel individual. Los fenómenos de incomprensión son frecuentes entre miembros de una misma familia, padres e hijos, hijos y padres, parejas, amigos que rompen súbitamente sus relaciones a causa de malentendidos, colegas de trabajo. Es decir, que no hemos adquirido las bases de la comprensión y que es primordial enseñar y explicar cuáles son los medios que podemos utilizar para controlar e integrar en nosotros mismos los procesos de comprensión que nos permitan una apertura hacia el otro, una empatía hacia el otro.
A este respecto podría dar el ejemplo de cuando usted va al teatro o al cine. En el teatro se pueden ver piezas de Shakespeare donde vemos personajes que en la vida ordinaria catalogaríamos de asesinos, gansters o criminales: Macbeth, la madre de Hamlet, o en el cine el Padrino. Tanto en el teatro como en el cine, no se puede evitar un sentimiento de repulsión hacia estos personajes que percibimos en sus otras dimensiones humanas. Como decía Hegel "Si yo reduzco el criminal a los crímenes que ha cometido durante su vida y que olvido sus otros rasgos, evidentemente no lo comprendo". Somos más comprensivos leyendo una novela, viendo una película o una pieza de teatro que en nuestra propia vida cotidiana. Contrariamente a lo que se piensa, estamos tan alienados en nuestra vida cotidiana que cuando vamos al cine o al teatro con respecto a la comprensión de nuestros semejantes. ¿Por qué? Porque tanto en el cine como en el teatro vemos esto con una cierta empatía. Por todo eso, la comprensión es algo fundamental. El último vacío
es algo que, bajo mi punto de vista, debe remplazar las lecciones de moral vacías. Es lo que yo llamaría la ética, la antropo-ética, o la ética del género humano, en el siguiente sentido: como lo he señalado anteriormente, todos somos individuos, miembros de la misma sociedad y formamos parte de la misma especie. Como individuos, poseemos una ética común que no es solo la de nuestra realización personal, sino una ética basada en valores fundamentales, bien conocidos de las antiguas civilizaciones, como el honor, el honor de sí mismo, la figura de sí mismo por sí mismo, no actuar de manera innoble. Como parte de la sociedad tenemos una ética propia que es la de ciudadano. Si bien es cierto que la "ciudad" debe obrar por el individuo, éste debe sentirse solidario y responsable para con su patria y su nación. Tenemos por último la ética de la especie humana que se ha convertido en la ética del género humano o sea de esta comunidad repartida por el planeta. Debemos entonces actuar para que la humanidad se convierta en verdadera humanidad para que encuentre pacíficamente su realización dentro de una gran confederación.
Entonces, como hemos podido observar, estos siete problemas no son segundarios, al contrario, se trata de temas vitales. Desafortunadamente, con la división de disciplinas, estos problemas mayores se hallan disueltos o desintegrados. Es indispensable reintegrarlos por medio de un pensamiento capaz de unir todo lo que he explicado sobre la condición humana. Bajo mi punto de vista, una reforma del pensamiento es indispensable, reforma que se llevará a cabo por medio de lo que yo llamaría un pensamiento complejo que será capaz de estudiar la complejidad. Tratándose de una reforma que debe ser radical, ésta no podrá lograrse inmediatamente en todo el mundo, pero podrá comenzar en uno u otro país. Estoy convencido que el lugar donde la reforma comience a llevarse a cabo servirá de modelo para su futura propagación, ésta es mi esperanza.